Tipos De Proyectos
Empresariales
Todo proyecto nace de una necesidad y se orienta a la
consecución de un resultado dentro de un tiempo limitado, con un principio, un
fin y unos objetivos que determinan el alcance y los recursos del mismo. Cada
proyecto es único, ya que no supone una operación de rutina sino un conjunto
específico de operaciones.
Por eso existen muchos tipos de proyectos y es
habitual que un equipo de proyecto a menudo incluya a personas que normalmente
no trabajan juntas por proceder de organizaciones distintas o provenir de
ubicaciones geográficas diferentes.
Ésta y otras peculiaridades de un proyecto hacen que
deba ser gestionado y guiado por expertos para entregar los resultados dentro
del presupuesto, el plazo y la calidad que se han previsto y siempre aportando
un aprendizaje.
De ahí la importancia de una buena gestión de proyectos,
que es la aplicación de conocimientos, habilidades y técnicas para la ejecución
de eficaz y eficiente. También puede entenderse como una competencia
estratégica para las organizaciones, ya que les permite vincular los resultados
del proyecto a los objetivos de negocio y, por lo tanto, competir mejor y
afianzar una posición de mercado más sólida.
Los procesos de gestión de proyectos se dividen en cinco grupos
aplicables a todos los tipos de proyectos: preparación, planificación,
ejecución, seguimiento y entrega. Los conocimientos que implica la gestión de
proyectos se basan en diez áreas:
Alcance: se
refiere al impacto que tiene el proyecto para el entorno en el que opera. Por
ejemplo, el número de personas al que se dirige o la incidencia del de los
resultados que se obtengan de su ejecución.
Tiempo: el
corto, el medio o el largo plazo también determinan la gestión de un proyecto,
así como las fases o iteraciones en que se divide.
Integración: saber
integrar las tareas, clasificarlas y encontrar una secuencia entre ellas es
fundamental para la gestión y la consecución de resultados en la ejecución de
un proyecto.
Coste: la
medición de costes nos permite tener una idea del presupuesto que debemos tener
disponible para garantizar la continuidad, la sostenibilidad y la viabilidad de
las acciones previstas.
Calidad: los
resultados de un proyecto no pueden ser de cualquier tipo. Deben responder a
unos patrones de calidad y a los objetivos principales.
Gestión de accionistas: son quienes apoyan de alguna manera el proyecto y su ejecución. La
gestión de proyectos también debe administrar los aportes que éstos hagan y
aplicar sus decisiones.
Comunicaciones:
saber transmitir los mensajes es una tarea fundamental para la integración de
tareas y la buena ejecución.
Gestión del riesgo: es
indispensable que sepamos a qué nos enfrentamos mientras gestionamos un
proyecto: riesgos, amenazas, factores externos, etc.
Recursos humanos: del
mismo modo que es preciso gestionar los recursos técnicos y tecnológicos en los
que se apoyan las tareas, debemos hacer lo propio con el personal que ejecuta
las labores.
Abastecimiento: los
canales de recursos, materias primas y otros elementos necesarios para la
puesta en marcha de las tareas deben estar garantizados. De lo contrario, el
proyecto perderá continuidad.
¿Cuáles son los principales tipos de proyectos?
Cuando se habla de proyecto siempre es necesario
especificar algo más que permita definir el área o sector donde sus
competencias se desarrollarán. Existen muchos tipos de proyectos, pero los más
comunes son:
a) Según el grado de
dificultad que entraña su consecución:
Proyectos
simples: aquellos cuyas tareas no tienen demasiada complejidad y que se pueden
realizar en un tiempo relativamente corto.
Proyectos
complejos: son los que demandan mayor planificación o cuyas tareas son
numerosas y requieren de una organización distinta a la un proyecto simple. El
tren de alta velocidad en La Meca es un buen ejemplo.
b) Según la
procedencia del capital:
Proyectos
públicos: se financian en su totalidad con fondos públicos o que provengan de
instituciones gubernamentales.
Proyectos
privados: sus aportes provienen exclusivamente de la iniciativa privada o de
empresas con capital particular.
Proyectos
mixtos: combinan las dos formas de financiación: la pública o de entidades
estatales y la privada.
c) Según el grado de
experimentación del proyecto y sus objetivos:
Proyectos
experimentales: son los que exploran áreas o campos en los que hasta el momento
nadie ha realizado aportes o cuya consecución supone una apuesta por algo
inédito o novedoso.
Proyectos
normalizados: tienen una serie de normas o parámetros que van marcando las
fases de ejecución y monitorización.
d) Según el sector:
Proyectos
de construcción: suponen la puesta en marcha de una obra de tipo civil o
arquitectónico. Por ejemplo, cuando se construyen edificios, puentes, vías
ferroviarias, presas, carreteras, entre otros.
Proyectos
de energía: se basan en el aprovechamiento y el uso de la energía o en el
hallazgo de nuevas formas de producirla.
Proyectos
de minería: consisten en la extracción de minerales, productos o materias
primas que se hallan en la naturaleza.
Proyectos
de transformación: se ejecutan en un escenario con el objetivo de generar una
transformación de sus condiciones y características.
Proyectos
de medioambiente: van orientados al fomento de prácticas para el cuidado y la
preservación de los recursos naturales y el equilibrio del planeta. Por
ejemplo, iniciativas de reciclaje o de conservación de bosques.
Proyectos
industriales: aquellos que pretendan impulsar la industria en cualquiera de sus
sectores a través de la elaboración de un producto o servicio.
Proyectos
de servicios: a diferencia de los proyectos de productos, en este caso se trata
de proporcionar bienes inmateriales a un tercero.
Proyectos
de banca o finanzas: se orientan a la gestión en el campo de la banca o a las
inversiones de capital. Por ejemplo, cuando una empresa compra las acciones en
busca de un aumento de sus beneficios.
e) Según el ámbito:
Proyectos
de ingeniería: son aquellos dirigidos al diseño y elaboración de herramientas
técnicas y tecnológicas, maquinaria de uso industrial, y otra serie de
elementos, en función de la especialidad.
Proyectos
económicos: se enfocan en temas monetarios o en actividades que reporten alguna
oportunidad de negocio para las empresas.
Proyectos
fiscales: son aquellos que se relacionan con temas como las leyes, los
procedimientos y reglamentos propios de la Hacienda púbica. Son propios del
sector público y de entidades con facultades regulatorias.
Proyectos
legales: apuntan a la redacción y puesta en marcha de leyes en un determinado
contexto, país, región o localidad.
Proyectos
médicos: están orientados al refuerzo de la salud y la sanidad y a la atención
de pacientes en un lugar específico. Muchas ONG realizan proyectos de este tipo
en países con necesidades de cobertura médica.
Proyectos
matemáticos: impulsa las ideas para la publicación de teoremas académicos en
este campo o que puedan tener una aplicación en la realidad.
Proyectos
artísticos: buscan el impulso de iniciativas relacionadas con las artes
plásticas, la arquitectura, el cine, la literatura, la escultura, etc.
Proyectos
literarios: se especializan en la producción, redacción, revisión y publicación
de una obra expresada en lengua escrita.
Proyectos
tecnológicos: llevan a cabo iniciativas que tienen como principal objeto la
producción de un bien tecnológico que suponga una mejora en áreas o regiones
específicas. El acceso a internet en países con escaso desarrollo es un buen
ejemplo de este tipo de proyectos.
Proyectos
informáticos: se relacionan con la instalación y puesta en marcha de sistemas
informáticos con determinados fines. Las empresas requieren cada cierto tiempo
una actualización de dichos sistemas.
f) Según su
orientación:
Proyectos
productivos: son proyectos orientados a promover la producción de bienes,
servicios o productos con un determinado objetivo.
Proyectos
educativos: se focalizan en el área de la educación, cualquiera que sea el
nivel de enseñanza. En España, por ejemplo, uno de los proyectos que se
desarrollan en este momento es la implementación de escuelas bilingües en
varias comunidades autónomas.
Proyectos
sociales: apuntan a la mejora de la calidad de vida de una región, país o
localidad. Las personas son sus principales beneficiarios.
Proyectos
comunitarios: son similares a los proyectos sociales, con la única diferencia
de que las personas beneficiadas tienen un papel activo durante la ejecución de
las labores previstas.
Proyectos
de investigación: todo aquel que disponga de medios a grupos de trabajo
focalizados en la indagación y análisis de áreas o campos específicos.
g) Según su área de
influencia:
Proyectos
supranacionales: se implementan en grandes regiones, que por lo general superan
las fronteras nacionales y continentales. Un claro ejemplo son las iniciativas
que surgen al interior de la Unión Europea.
Proyectos
internacionales: en este caso, son proyectos que comparten dos o más países,
como por ejemplo cualquier iniciativa bilateral.
Proyectos
locales: su alcance se limita a ciertas comunidades, localidades, pueblos o
comarcas. La acción es mucho más específica.
Proyectos
nacionales: se implementan a lo largo y ancho de un territorio o país. Son
propios de sistemas de gobierno centralistas en los que se marcan unas directrices
desde la administración y el resto de territorios las adoptan.
Proyectos
regionales: su nivel de incidencia es mayor que la de un proyecto local, pero a
la vez menor que la de uno nacional. En España, las diputaciones provinciales
promueven iniciativas de este tipo.
Principales
características de los proyectos
Todos
los tipos de proyectos tienen en común una serie de características:
Cuentan con un propósito.
Se resumen en objetivos y metas.
Se han de ajustar a un plazo de tiempo
limitado.
Cuentan con, al menos, una fase de
planificación, una de ejecución y una de entrega.
Se orientan a la consecución de un resultado.
Involucran a personas, que actúan en base a
distintos roles y responsabilidades.
Se ven afectados por la incertidumbre.
Han de sujetarse a un seguimiento y
monitorización para garantizar que el resultado es el esperado.
Cada uno es diferente, incluso aquellos con
similares características.
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